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samedi 25 juillet 2015
dimanche 30 novembre 2014
Un laberinto llamado España.
De un conflicto a otro solo hay un paso, y entre ellos un muro, un muro de carton piedra e infranqueable. No hace falta ser un superdotado para entender la mala fe "mauvaise foi" de los gobernantes que... "gobiernan", pero encubiertos de una forma de ¿arte y ensayo? o una nueva chapuza a la española de las tantas que nos han asolado y siguen haciendolo: ¿de quien es la culpa?, de todos y de nadie...¡digo yo!. En lo más profundo de mi ser creo que mi buena voluntad me dicta que no hay remedio, la suerte ya está echada sin puntos de retorno, y las buenas referencias no ha lugar, para seguir con la esperanza de un mundo mejor o un mundo feliz, como el legado escrito que nos dejó nuestro admirable escritor y pensador Aldous Huxley.
La cordura es ya imposible, y solo nos queda seguír perdiendonos en el laberinto construido para continuar jugando al aquí te pillo y aquí te destrozo. Ver nuestras ilusiones fagocitadas por la codicia y avaricia de los maestros de la tragedia de la ambición, porque la crisis de valores que estamos viviendo es una tragicomedia brutal y despiadada. Solo nos queda vomitar las imagenes desoladoras de basura y podredumbre, jetas de carne con ojos que nos abruman hasta la saciedad y el vómito.
Tornemos el laberinto en derrisión y boca abajo, para que la lágrinas se vuelvan lluvia y alimenten los pantanos de la decencia visual.
De un conflicto a otro solo hay un paso, y entre ellos un muro, un muro de carton piedra e infranqueable. No hace falta ser un superdotado para entender la mala fe "mauvaise foi" de los gobernantes que... "gobiernan", pero encubiertos de una forma de ¿arte y ensayo? o una nueva chapuza a la española de las tantas que nos han asolado y siguen haciendolo: ¿de quien es la culpa?, de todos y de nadie...¡digo yo!. En lo más profundo de mi ser creo que mi buena voluntad me dicta que no hay remedio, la suerte ya está echada sin puntos de retorno, y las buenas referencias no ha lugar, para seguir con la esperanza de un mundo mejor o un mundo feliz, como el legado escrito que nos dejó nuestro admirable escritor y pensador Aldous Huxley.
La cordura es ya imposible, y solo nos queda seguír perdiendonos en el laberinto construido para continuar jugando al aquí te pillo y aquí te destrozo. Ver nuestras ilusiones fagocitadas por la codicia y avaricia de los maestros de la tragedia de la ambición, porque la crisis de valores que estamos viviendo es una tragicomedia brutal y despiadada. Solo nos queda vomitar las imagenes desoladoras de basura y podredumbre, jetas de carne con ojos que nos abruman hasta la saciedad y el vómito.
Tornemos el laberinto en derrisión y boca abajo, para que la lágrinas se vuelvan lluvia y alimenten los pantanos de la decencia visual.
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